La médula espinal puede fijarse tras la reparación inicial en pacientes operados de mielomeningocele (MMC) y lipomeningocele (LMC), produciendo graves lesiones físicas y psicológicas. Asimismo, la introducción accidental de restos cutáneos durante la reparación de estas lesiones puede dar lugar al desarrollo de tumores intraespinales de estirpe cutánea.
ObjetivosAveriguar la incidencia del anclaje medular tras la cirugía de MMC y LMC y analizar los factores que puedan explicar su aparición. También, investigamos las maniobras técnicas durante la operación primaria susceptibles de evitar la aparición del síndrome de médula fijada.
Pacientes y métodosRevisión retrospectiva de las historias de los pacientes operados de MMC (n=162) y de espina bífida oculta (n=54) en el período 1975–2005 que desarrollaron cuadros de anclaje medular sintomático.
ResultadosOnce pacientes con MMC (6,79%) y dos con LMC (3,7%) presentaron manifestaciones de anclaje medular tras intervalos de 2 a 37 años después de la reparación primaria. Las indicaciones de reintervención se basaron fundamentalmente en criterios clínicos. Un hallazgo constante fue la fibrosis cicatricial que estuvo presente en todos los casos. Otros hallazgos operatorios causantes de la fijación medular consistieron en tumores cutáneos de inclusión (n=3), reacciones de cuerpo extraño (n=2), estenosis del canal lumbar (n=2), restos de lipoma (n=1), y filum hialinizado (n=1). En 3 casos de MMC se encontró además un quiste epidermoide intradural (1,85% de los MMC), lo que supone una tasa de epidermoides en la reintervención de MMC de 27%. El periodo medio de seguimiento fue de 5,5 años y los resultados fueron: mejoría en 8, dos no experimentaron cambios, y uno sufrió empeoramiento.
ConclusionesEl deterioro neurológico de los pacientes operados de MMC o LMC no constituye una consecuencia obligada o parte de la historia natural de estos procesos. El deterioro, precoz o tardío, puede estar motivado por el anclaje posquirúrgico de la médula espinal. Ello hace necesario realizar un seguimiento periódico de estos pacientes, acompañado de los oportunos estudios de neuroimagen y, en su caso, de exploración quirúrgica. Los resultados fueron satisfactorios, ya que el 92% de los pacientes reoperados experimentaron mejoría o estabilización de su enfermedad. Se describen además dos causas infrecuentemente descritas de deterioro tardío: la estenosis del canal y las reacciones fibrosas de cuerpo extraño a materiales implantados.
Spinal cord rethetering can occur after the primary surgical repair of myelomeningoceles (MMC) and lipomeningoceles (LMC) and produce devastating physical and psychological consequences. The inadvertent introduction of skin elements at the time of the initial surgery can lead to the growth of intraspinal epidermoid or dermoid cysts.
ObjectivesTo review the incidence of spinal cord tethering following surgery for open and occult spinal dysraphism and to analyze factors that might influence the appearance of this complication. We also aimed to search technical measures at the time of the primary operation that might prevent the occurrence of symptomatic cord retethering.
Material and methodsWe reviewed the medical records of patients submitted to surgical repair of MMC (n=162) or occult spinal dysraphism (n=54) during the period 1975–2005 who developed symptomatic tethered cord syndrome.
ResultsEleven of 162 (6.79%) patients with MMC and 2 of 54 (3.7%) with LMC developed clinical symptoms and signs of spinal cord tethering after intervals ranging from 2 to 37 years after the initial surgical repair of their back lesions. Indications for surgical re-exploration were based mainly on clinical grounds. Postoperative fibrosis was a constant finding in all instances. Other surgical findings included inclusion tumors of cutaneous origin (n=3), lumbar canal stenosis (n=2), foreign body reactions (n=2), residual lipoma (n=1), and a tight hyalinized filum (n=1). Interestingly, 3 of 162 (or 1.85%) myelomeningoceles were found to harbor an intradural epidermoid tumor at the time of spinal cord dethetering, accounting for an incidence of cutaneous inclusion tumors of 27% in cases of post-MMC repair tethering. After a mean follow-up time of 5.5 years, eight patients were improved, two were unchanged and one was worsened.
ConclusionsNeurological deterioration is not a necessary consequence of the natural history of patients with MMC or LMC. Early or late clinical deterioration can be due to spinal cord re-tethering and deserves timely investigation and surgical exploration. Results of surgical intervention were rewarding as 92% of the patients showed improvement or stabilization in their otherwise deteriorating condition. We also report two infrequent causes of spinal cord deterioration: lumbar canal stenosis and intense foreign-body reactions to implanted materials.
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