P-095 - HIDROCEFALIA COMUNICANTE TRAS RESECCIÓN DE GLIOBLASTOMA MULTIFORME: PRESENTACIÓN DE UN CASO Y ANÁLISIS DE FACTORES DE RIESGO
Hospital Universitario de Salamanca, Salamanca, España.
Introducción: El glioblastoma es el tumor cerebral primario maligno más frecuente. A pesar de ello, su mal pronóstico hace que la aparición diferida de hidrocefalia sea infrecuente, aunque su incidencia está aumentando debido a la mayor supervivencia de estos pacientes por las mejoras en el tratamiento oncológico. Analizamos la incidencia, el patrón temporal y los factores de riesgo vinculados al desarrollo de hidrocefalia en pacientes con glioblastoma. Revisión de la historia clínica de la paciente y de la literatura científica referente a la presentación conjunta de estas patologías.
Caso clínico: Gestante de 32 años, intervenida 5 años antes de glioblastoma multiforme de células pequeñas frontal derecho, con buena evolución. Acude por náuseas y vómitos persistentes, inestabilidad para la marcha e incontinencia urinaria, realizando resonancia magnética en la que se objetiva hidrocefalia sin evidencia de progresión de su enfermedad de base. Se realiza derivación ventrículo-atrial, con buena respuesta clínico-radiológica. En la revisión realizada, la incidencia de hidrocefalia en pacientes con glioblastoma se estima en 4-7,6%, siendo mayoritariamente una hidrocefalia comunicante. Aunque el rango temporal para su desarrollo es variable, tiende a presentarse en las primeras semanas del posoperatorio, con un rango de 4-16 semanas. Entre los factores de riesgo asociados destacan la reintervención por recidiva tumoral, la afectación tumoral a nivel frontotemporal, la ventriculitis, la fístula de líquido cefalorraquídeo y/o la apertura ventricular durante la cirugía de exéresis tumoral. La implantación de sistemas derivativos se asocia con una mejoría significativa de la sintomatología de los pacientes, así como de la supervivencia global.
Discusión: La aparición de hidrocefalia en el contexto de pacientes con glioblastoma multiforme es cada vez más frecuente por las mejoras en el manejo oncológico, y su tratamiento debe fundamentarse en la situación clínica de los pacientes y en el pronóstico de la enfermedad de base.