Es con gran pesar, afecto y respeto que comunicamos la defunción del doctor Máximo Poza y Poza, último Editor Jefe de la Revista de Neurocirugía el 9 de noviembre de 2024 tras una grave enfermedad. Durante sus últimos días de vida fue atendido en su casa de Murcia, acompañado de su mujer Carmina Cisneros y sus hijos Ana Gabriela y Pablo, y por la presencia de su hija María siempre en la memoria de todos. Máximo nació en Fuencaliente del Burgo (Soria) el 6 de diciembre de 1932. Estudió Bachillerato en el Instituto Nacional de Enseñanza Media «Antonio Machado» de Soria. Cursó sus estudios de Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. El doctorado, con premio extraordinario, lo obtuvo ya en Murcia, Fue médico interno en la Clínica de la Concepción/Fundación Jiménez Diaz (1959). Durante su especialización (1960-1965) trabajó en el Hospital Clínico de Madrid, donde fue jefe de sala, en el Centro Nacional de Especialidades Quirúrgicas de la Seguridad Social (Madrid), y en el Newcastle General Hospital, Inglaterra (1962-1963). También ejerció como neurocirujano asociado en el Instituto de Ciencias Neurológicas de Madrid.
El doctor Obrador, considerado como el «padre» de la neurocirugía española, impulsó el desarrollo de la cirugía neurológica en España creando servicios neuroquirúrgicos en las «Ciudades sanitarias». En 1970 se convocaron oposiciones nacionales para jefes de servicio regionales, una de cuyas plazas fue ganada por el doctor Poza. Estos jefes de servicio pronto se dispersaron por la geografía española ofreciendo una amplia cobertura de la población que el doctor Poza llamaba «diáspora de la neurocirugía». Los principios en Murcia fueron difíciles por la escasez de personal y de instrumental. El Dr. Valenciano se unió al recién estrenado Servicio Regional de Neurocirugía de Murcia. El Dr. Martínez-Lage procedía del Hospital La Paz. Al principio carecíamos de instrumental y las primeras operaciones se realizaron con el utillaje propiedad del doctor Poza. Las carencias se paliaban con entusiasmo y dedicación. Gradualmente se unieron otros médicos a través del sistema MIR y el utillaje mejoró.
El Dr. Poza fue Jefe del Servicio Regional de Neurocirugía de 1970 a 2002. En su haber cuenta con más de 5.000 operaciones de procesos craneoencefálicos y raquimedulares, incluyendo 536 aneurismas intracraneales.
Antes de su traslado a Murcia, Máximo había sufrido un grave accidente de coche por alcance causándole múltiples fracturas en fémures y piernas que requirieron diversas operaciones, rehabilitación y casi un año de reposo forzado. Se cuenta la anécdota de que, todavía ingresado en el Instituto de Ciencias Neurológicas y, en silla de ruedas, practicó un trépano a un paciente en coma salvándole así la vida.
Durante su jefatura realizó varias estancias de perfeccionamiento: microcirugía en Zúrich (1970), cirugía estereotáxica (Ümea, Estocolmo 1980), Berlín (1985). Impartió varios cursos de doctorado en Murcia y en diversas universidades españolas y fue profesor invitado en varios centros de Hispano-América, Europa y de EE. UU.
Desde el punto de vista académico, fue Profesor de Neurocirugía pre- y posgrado de la Facultad de Medicina de Murcia (1973-2003). También organizó, desde el principio, unas clases de formación en neurocirugía para enfermeras de planta y quirófanos que impartíamos todos los médicos del servicio. Es de destacar que el doctor Poza, con la ayuda del doctor Valenciano, organizaron unas sesiones clínicas por las tardes dirigidas a los neuropsiquiatras especialidades que todavía estaban unidas lo que lo que llevó a la divulgación de nuestra actividad en Murcia. Poza tuvo un gran interés por la formación de nuestros residentes, así como por los de otras especialidades que rotaban por nuestro servicio.
Fue autor de numerosas publicaciones en revistas nacionales e internacionales, en su mayoría con factor de impacto. Asimismo, fue autor en solitario del libro Cirugía del sistema nervioso y del raquis. Fundamentos (ediciones de la Universidad de Murcia, 1993), así como de algunos capítulos en libros de la especialidad. Destaca también su papel como autor, revisor, editor, y finalmente director-jefe deNeurocirugía (órgano oficial de la Sociedad Española y Luso-Española de Neurocirugía) (1996-2003).
Su prestigio en la gestión del servicio de neurocirugía propició su nombramiento de Director Gerente del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia (1979-1982), cargo que desarrolló sin abandonar su labor asistencial. Colaboró también como Secretario y luego como Presidente de la Sociedad Luso-Española y de la Sociedad Española de Neurocirugía (SLEN y SENEC, 1986-1997). En 2006, la SENC le otorgó la medalla de oro de la Sociedad.
El Dr. Poza ejerció de Presidente del Colegio de Médicos de Murcia. También fue presidente de los Comités de Ética de la European Association of Neurosurgical Societies (EANS) (1992-2003) y de la World Federation of Neurosurgical Societies (WFNS) entre 1991 y 2003. Las «normas de ética» fueron publicadas en casi todas las revistas neuroquirúrgicas del mundo.
Fue académico numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Murcia, y luego presidente de misma hasta su jubilación (2003).
Otro aspecto de su vida social fue su juramento como caballero de una orden militar de Castilla con la recepción de una espada de Toledo en una bella ceremonia celebrada en la Iglesia de San Nicolás de Murcia.
Bajo su dirección, el Servicio de Neurocirugía de Murcia desarrolló varias líneas de investigación (hipertensión intracraneal, citología del LCR, cirugía experimental, movimientos involuntarios, enfermedad iatrógena de Creutzfeldt-Jakob, diversas anomalías congénitas, trasplante intramedular de células madre etc.).
Aparte del accidente antes mencionado, la vida puso a prueba su entereza en 2 difíciles ocasiones más: el atentado terrorista contra su cuñado Gabriel Cisneros y la temprana muerte de su hija María.
Tras su jubilación, el hospital le nombró Consultor honorario. Sus pacientes y sus colaboradores lo apreciaban tanto en su faceta profesional como en cualidades humanas.
La entrada de Máximo a su despacho a las 8 de la mañana, poniéndose la bata, y sus comentarios y opiniones en la sesión clínica matinal todavía conservan vivos los recuerdos de su paso por nuestro servicio y de nuestro afecto y gratitud.





